martes, 25 de diciembre de 2012

Tratando adictos al alcohol


Todos los que de una u otra forma llevamos años  relacionados con el tratamiento, la prevención, la ayuda, etc., de personas con problemas de alcohol sabemos que la última década y en especial en los últimos años, el perfil de los alcohólicos y alcohólicas ha variado mucho respecto ha pasado.

Mayoritariamente son más jóvenes, están menos deteriorados físicamente y presentan características de consumo distintas al alcohólico clásico

Por lo general ese consumo, se diferencia del clásico por dos razones esenciales:

  No es diario y sin posibilidad de abstenerse un solo día

  Está mezclado el alcohol con el consumo, cuanto menos, esporádico de otras sustancias.

Hace unos años, la mayoría de los enfermos y enfermas que acudían a los recursos de tratamientos  eran claramente DEPENDIENTES DEL ALCOHOL

Dado que esta conducta era evidentemente mayoritarias y además de consecuencias fácilmente identificables con la imposibilidad de dejar de beber, se entendía que sólo era ésta, la conducta que definía a un alcohólico o alcohólica

Por ello, otras personas con problemas de alcohol que no respondían a ese estereotipo, eran consideradas como enfermos menos graves o en muchos casos como personas que aún no padecían esta enfermedad.

Hace algo más de dos  décadas, el profesor Alonso Fernández ya hablaba de las diferencias entre dependencia y adicción y alertaba de que esta segunda posibilidad no era solo la posible antesala de la otra, si no un trastorno en sí mismo y grave que a corto plazo definiría más enfermos que la propia dependencia.

El adicto no tiene una necesidad física de consumir y por tanto en el caso del alcohol, no es un bebedor excesivo regular (diario).

Ello se debe a que dicho trastorno, también asumido por la OMS, es un trastorno que procede más de la falta de control de los impulsos, que de la propia necesidad física de consumir.

El adicto al alcohol bebe solo en ciertas ocasiones y circunstancias y cuando deja de beber puede mantenerse aparentemente en abstinencia a voluntad.

Sin duda, esta característica es la que los ha mantenido apartados de nuestros tratamientos desde siempre.

Sin embargo esto no es así, la abstinencia no está bajo su control si no en función de muchas circunstancias externas que el individuo no puedo ni escoger ni manejar.

Quizás, porque su problema es más de impulso que de dependencia, el adicto actual es un policonsumidor y las causas de esta conducta pueden ser múltiples, a saber:

  La oferta de muchos tipos de sustancias etiquetadas como no generadoras de  dependencia física, lo cual  reducen el sentimiento  de riesgo

  La costumbre cada vez más extendida de diversiones que se extienden muchas horas y que se mantiene a base de diferentes consumos de sustancias con diferentes efectos (depresivos, excitantes…)

  Una alta permisividad social a este tipo de conducta que se justifica como “es la forma en que se divierte hoy la gente”, “solo es cosa de fin de semana”, “se hace o no se hace a voluntad”.

La realidad sin embargo es más dura:

Estas conductas están elevando los niveles de consumo en ciertos segmentos de población de forma muy alarmante

Los sectores a quienes más afectan este tipo de conductas, son los más vulnerables (esencialmente a causa de la edad)

Los problemas que provoca el consumo son muy graves, intoxicaciones agudas graves, efectos tóxicos cruzados, alteraciones psicológicas graves, perdida importante de conciencia, comas etílicos ….

Y todo ello sin dejar atrás las consecuencias colaterales, accidente de tráfico, peleas, agresiones físicas, embarazos no deseados, conductas sexuales de riesgo, comisión otros de delitos.

No serán dependientes en sentido clásico pero…  ¿Son estos problemas graves?.

Con independencia de la gravedad de los problemas que suponga esta nueva forma de consumo, a nosotros, quienes hemos decidido ayudar a los que piden ayuda, lo que nos  debe importar son dos cosas:

  Tenemos la obligación de atenderles

  Debemos adaptarnos a su problemática para atenderlos bien.

El hecho de que no tengan tantos puntos de coincidencia con los alcohólicos más clásicos, no debe ser un motivo de rechazo, bien al contrario, debe ser el acicate para tratar de ayudarles.

Con una u otra forma de beber son personas a las que el alcohol les provoca problema y esa es la finalidad de nuestro trabajo

Debemos intentar ser comprensivos, sin tratar de que piensen y sientan como los hacen o lo hacían los alcohólicos clásicos, aunque solo sea porque sus circunstancias y sus vivencias son diferentes.

No debemos olvidar que la base de nuestro éxito, desde siempre, ha sido la acogida, el crear un clima de apoyo y comprensión hacia quienes llegaban con un problema

Incluso debemos aceptar que estos nuevos enfermos, menos deteriorados y más jóvenes, es lógico que les cueste más, al principio, mantener la abstinencia

¿Cómo hacerlo?

Buscando puntos de identificación:

  Tratando que en los grupos y en la acogida, se hable más de cómo se siente, como lo viven, como se pierde el control, como se trata de salir sin éxito una vez y otra, como se recurre a todo tipo de justificaciones, como se lleva a un segundo plano todo en aras de hacer aquello que según los propios adictos no los  domina

Evitando:

  Referencias continuas a la forma de abuso clásico del alcohol y a las experiencias basadas en esas conductas

  Prestar más atención a las carencias que tratan de suplirse con el consumo, que a los  efectos de la dependencia.

  Planteando alternativas factibles que puedan posibilitar la gratificación y la capacidad de acción,  que se busca en el consumo.

  Haciéndoles recapacitar en que esas conductas coartan más su libertad que el hecho de abandonarlas que a veces se vivencian como : ¿y por qué no yo?.

Adaptando horarios de atención a las peculiaridades de estos nuevos usuarios. Especialmente hay que cuidar cubrir con actividades en grupo aquellos momentos en que la posibilidad de recaer es alta (viernes noche, sábados noche…).

  Potenciando las actividades lúdico-recreativas acorde a sus expectativas, que les permitan poder divertirse sin necesidad de realizar consumos de alcohol y otras sustancias adictivas. En este punto hay que estudiar la puesta en marcha de actividades   como la meditación o de ejercicio físico que ayudan a aumentar los niveles de endorfinas de un modo  sano.

Málaga, diciembre del 2012.

 

lunes, 15 de octubre de 2012

La inciativa privada se hunde tambien en la miseria

“¿Cómo explicarles que mientras ellos viven su drama, sin ayuda del Estado, aumenta el consumo de bienes de lujo, por ejemplo? No podemos ni queremos tener que explicar lo inexplicable”, dice José Manuel  Ramírez. Presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios :“Esto es mucho más que una cuestión política, es una exigencia humana”, zanja.

Así termina el artículo de Carmen Morán en el Pais de hoy lunes con el título:
Los servicios sociales ya atienden a más de ocho millones de personas. Las cifras son demoledoras y mientras tanto la política va como si nada pasara. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/10/14/actualidad/1350244867_157447.html

Pero por si esto fuera poco que ya lo es mucho, les propongo leer el artículo de Cristina Delgado en la misma edición de El País: http://economia.elpais.com/economia/2012/10/10/actualidad/1349901592_959130.html  titulada:
España es el país con mayor desigualdad social de la eurozona.

Pues a todo esto se une que ya el pasado año habían desaparecido más del 20% de las asociaciones que prestaban servicios sociales y socio sanitarios; que otro importante porcentaje está practicamente inactiva por falta de fondos y que para cuando acabe el año se habrán duplicado las desapariciones.

Por nuestra parte, esta Fundación está mas cerca que lejos de, cuanto menos, disminuir su actividad hasta el extremo de que llegue a ser testimonial.
Ya lo he expuesto a varios responsable, cuando los presupuesto se reducen , reducen y reducen, llega un momento en que son insuficientes hasta para echar andar, el Gobierno dice que da y lo que da no llega a nada.

Está claro que quizás crecieron, en su momento al amparo de las propias políticas, el número de asociaciones y hoy ya no se pueden mantener todas, pero ojo, reducir mucho el número de entidades de estos sectores es correr el riesgo de que muchas iniciativas se queden en el tintero por no encontrar amparo ideológico o metodológico en las pocas que queden.

Un mayor número de asociaciones garantiza la posibilidad de dar capacidad de desarrollo a mas inicativas y a mas sensibilidades.

jueves, 11 de octubre de 2012

La tormenta perfecta de la ley

Todos tenemos que hacer un esfuerzo para salir cuanto antes de la crisis. Estas palabras las he oído en boca de Ministros, responsables de partidos, autoridades varias, etc., etc. . Pues vamos a ello.
Una entidad sin ánimo de lucro que funcionaba con un presupuesto en subvenciones de más de 200.000 euros anuales apenas hace tres años, ahora ya no llegará a ni a la mitad. Sin embargo seguimos prestando casi casi el mismo servicio. ¿Esto no es hacer un esfuerzo?.
Una ONG que tenía hace un año 10 empleados, ahora no tiene ninguno y sin embargo sigue manteniendo gran parte de los servicios que prestaba mediante el puro y duro voluntariado (tanto así que hasta alguno de los despedidos colabora aún puntualmente para que la entidad siga teniendo presencia y oferte un mínimo de servicios necesarios). ¿Esto es hacer un esfuerzo?.
Una ONG que cobraba las subvenciones a mediados del año para la que era la subvención, cobró el ultimo años a mediados del siguiente año (año y medio de costos a cargo del crédito de la entidad) y aún así mantenía en funcionamiento sus programas. ¿Esto no es hacer un esfuerzo?.
Una ONG que ha avalado pólizas de créditos con la firma de sus voluntarios y benefactores, para cubrir el desfase de la propia Administración, poniendo en juego incluso el bienestar básico de algunas familias ¿no está haciendo un esfuerzo?
Nadie nos lo ha pedido, claro que no, pero no es menos cierto que la labor de las ONG es ahora más necesaria que nunca y ayudar cuando no es imprescindible puede ser hoby, ahora es una auténtica necesidad, cada día hay mas personas que sufren el hachazo de la crisis (con diferentes consecuencias) y por tanto somos mas necesarios ¿vamos a salir corriendo cuando la cuesta se empina?. ¿Esto no es responder a la llamada de esfuerzo y solidaridad de las autoridades?.
Pues ahora, en nombre de esta Fundación y de tantas otras pequeñas y medianas ONGś que se debaten entre sobrevivir o desaparecer , pregunto yo, ¿va la Administración a ayudar?
Cuando digo ayudar es en general, nadie me va tapar la boca, porque soy viejo... y si me lo admiten perro, en este tema.
¿Que con una año de retraso me va conceder la mitad de lo del años anterior y espera pagarme el que viene?. ¿Qué al final el dinero se quedará en Hacienda porque debíamos algo de seguridad social?.
Disculpen que opine, eso no es más que jugar con las cartas marcadas.
Ahora en nuestro caso particular se nos preconcede una subvención para mantenimiento de más de cincuenta mil euros (que por cierto están gastados porque corresponden al 2012) y no podremos cobrarla por una deuda  inferior a esa cuantía con la SS.
La ley, así me lo hace ver el responsable de turno, dispone que nadie cobre nada de las Administraciones públicas si debe algún tributo y al mismo tiempo me embarga cualquier cobro de las Administraciones.
¡Como nos ayudan!. Si las Administraciones entienden que nuestra labor es digan de ser subvencianada, si exige que el gasto se haga dentro del año aunque la convocatoria se resuelva en noviembre y debe ser consciente de que nuestra economía "a ayudado como ninguna a recortar gastos", no podría legislar de forma que fuera factible cobrar las subvenciones (mayoritariamente gastadas ya a costa de los escasos remanentes anteriores o la buena voluntad de benefactores) aunque previamente se descuentes los tributos pendientes.
Como verán, no se trata de que perdonen nuestras deudas, no se trata de que nos den más, se trata de simplemente de AYUDAR, sin coste.
Pues resulta que nos tratan como se trata como si fuéramos especuladores o empresas que trabajan para obtener un beneficio empresarial. Aquí no hay mas beneficio que el de ser solidarios y el de ayudar a gente que de otra forma estaría en la exclusión.
SI NO HAY MAS DINERO, FACILITENNOS AL MENOS PODER SEGUIR AYUDANDO, ¿tanto  cuesta una mínima reforma de la ley, una excepción ...? se cambió  la Constitución en una semana en verano, ¿no se va a poder hacer esto con los que AYUDAMOS a las personas en crisis personal y social?.
Estamos al borde cerrar como otros tantos, y moriremos de éxito, sólo porque no hay conciencia real de la necesidad de estas entidades en las esferas políticas. Se diga lo que se diga.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Por respeto a mis principios

La crisis, para este tema de las adicciones, empezó en España hace mas años que la burbuja inmobiliaria o el desastre bancario. Para mi que todo empezó el día que decidimos, mejor dicho, decidieron; que este mal que aqueja a tanta gente era algo con lo que había que vivir.
Había que vivir con ello porque muchos responsables políticos se dieron cuenta de que no se trataba sólo de pelear con gente claramente identificables como malos, me refiero a los narcos, camellos, trapicheros... etc. Se dieron cuenta de que había que pelear con las multinacionales del alcohol, del juego y de la manipulación informativa. Se dieron cuenta además de que la adicción era siempre mala para quien la padece, pero no siempre es mala para los que ostentan el poder.
Dejan casi inservibles a muchas personas, pero también permite manipular, idiotizar, distraer, a los cuidadanos.
Todo los expertos llegamos al final a la conclusión de que una epidemia así se puede parchear con la lucha abierta contra ciertas sustancias o conductas, pero por ese camino nunca se acaba o reduce sustancialmente el problema. La solución es EDUCAR y hacer que los ciudadanos, desde su mas tierna infancia, crezcan en la necesidad y con los medios adecuado para conformarse un estilo de vida saludable, libre, crítico y eficaz.
Debieron llegar a la conclusión que muertos no, pero si mejor adormilados que despiertos al 100%.
Ese día, se empezaron a hacer correr ideas como que la adicción (por drogas o conductas) era un mal con el que teníamos que acostumbrarnos a vivir, que se trataba de una enfermedad crónica (algo así como incurable) y, sobre todo, que ciertas políticas eran inaplicables. Me refiero a cuestiones como la publicidad de las bebidas alcohólicas, de los juegos de azar, del consumismo desmedido, de los medicamentos sin recetas, etc., etc.
Parecía ser que corregir esto supondría una catástrofe económica de dimensiones apocalípticas y ni siquiera ver que en cuanto al tabaco se iba ganando la batalla sin tantos daños colaterales, sirvió de nada.
El siguiente paso, como era de esperar, fue dejar de apoyar a los programas que realmente iban en la dirección adecuada o cuanto menos a dotarlos cada dia con medios más raquíticos.
Desde hace años, la iniciativa social solidaria en esta materia (dicho sea de paso conformada mayoritariamente por voluntariado) fue equiparada a empresas. Hoy en día si una asociación, federación o fundación de este sector, tiene una mínima subvención, se les exige la misma complejidad administrativa que una multinacional de cualquier otro otro sector productivo que recibes millonarias subvenciones gubernamentales para ganar mas millones aún.
En definitiva, primero vino reducir la importancia del problema, después los medios y finalmente se ahogo a quienes trataban de seguir trabajando en un mar de burocracia, impuesto, reglas, ...., todo lo contrario de lo que debe hacerse con la auténtica iniciativa solidaria de los ciudadanos de a pié; potenciarla.
Desgraciadamente muchos, por no decir casi todos, caímos en la trampa y creyendo que solo se trataba de hacerlo mejor acabamos siendo inoperante, asumiendo riesgos económicos importantes para economías precarias y en definitiva... "moribundeando de éxito".
Hoy en día, el tejido solidario verdadero en materia de adicciones en este país esta practicamente desarbolado. Si exceptuamos alguna "multinacional del sector" que también las hay, los ciudadanos de a pié preocupados por este tema y dispuestos a poner su granito de arena, ya no plantamos batalla contra la adicción si no por la supervivencia de algún que otro proyecto que permita seguir siendo solidarios con los que sufren este trastorno.
Como responsable desde hace muchos años de diferentes entidades solidarias en materia de drogodependencias y adicciones, confieso que miro atrás y admito que cegados por que podíamos prestar ayuda a otros (nuestro único objetivo) nos dejamos meter en un mundo administrativo y politizado del que cuando hemos querido salir, ya no había más que una salida, retirarse y, lo que es peor, dejar en la estacada a tanta gente que confió en nosotros.
Lo último con que nos han rematado ha sido esta crisis, pero claro, estábamos en crisis mucho antes de que los bancos dejaran de ganar de dinero, cuando  muchos políticos dejaran de malgastar (o de robar abiertamente) y todos (al parecer), todos menos nosotros, vivieran (según dicen) por encima de sus posibilidades.
La entidad que presido,  no se ni por cuanto tiempo necesitará ser presidida, perdió en términos relativos en los últimos 8 años más de 50% de sus recursos económicos públicos que nunca fueron excesivos. Esto, no sería noticiable si fuera lo que nos ha ocurrido a nosotros, lo noticiable es que ha sido generalizado.
Planes contables, auditorías, gestiones administrativas interminables, cumplimientos de mil y una norma, adelanto de los recursos económicos con el aval de los propios voluntarios para subsistir cuando la Administración se ha retrasado hasta más de una año en pagar, planes de riesgos laborales hasta cuando se tenía un trabajador o dos (además mal remunerando), protección de datos, certificados de calidad, esfuerzos fiscales iguales a los que realizan actividades de lucro...., todo ellos nos dejó sin tiempo ni posibilidades de realizar la auténtica labor que deseábamos y por la que estábamos aquí.
En aras de controlar la miesria (mientras se descontrolaba la opulenica) se trasformo a la gente con voluntad de ayudar en piezas de una maquinaria burocratica infernal. Precisamente cuando la albor de los gobiernos debía ser apoya, incentvar y potenciar la inciativa solidaria de los ciudadanos que es lo que en definitiva hace a una sociedad realmente humana.
No nos han matado, simplemente nos han dejado morir y nos siguen dejando.
Lo peor no es que estemos desapareciendo y no podamos realizar una acción solidaria que muchos de nosotros necesitamos hacer para sentirnos realizados, el problema es que gran parte de la labor que se necesita hacer en este sector no puede ser sustituida por la Administración ni por la iniciativa empresarial privada. Primero porque choca con la propia idiosincrasia de estos entes, y en segundo lugar, porque el trabajo que se hace por voluntad y desde el corazón no se puede suplantar al cien por cien, por el de la obligación y la fría técnica.
Se requiere aquí mucho más ejemplaridad que otra cosa, más vocación que alta preparación,  más disponibilidad que las horas regladas laboralmente y sin duda alguna, mas amor hacia los demás.
Nuestra entidad, la Fundación Fulgencio Benitez, está tan condenada como cualquier otra  a desaparecer si algo no remedia.
A todos los que durante más de una década nos hemos dedicado a luchar desde ella nos va a costar asumir que tal situación se produzca, pero lo peor es ¿a cuántan gente dejaremos de prestarle ayuda cuando no tengamos la organización y los medios para dar hacerles llegar nuestras respuestas?.
Nuestra única esperanza, la mía y la de muchos de mis compañeros y compañeras que han hecho cuanto ha estado a su alcance por prestar ayuda desde esta entidad, es que cada uno individualmente, no va renegar de su espíritu de ayuda; que vamos a seguir aunque sea desde la pequeñez de nuestra individualidad, tendiendo la mano a quien nos encuentre o a quienes nos encontremos, día a día, minuto a minuto, porque no sabemos ser de otra forma y porque podemos comprobar cada día que este problema de las adicciones no se reduce, si no todo lo contrario, cada día atrapa a más personas. Quizás lo haga con más sutileza, por supuesto con mas condescendencia por parte de quienes tienen que vigilar la salud pública, pero no por ello con resultados menos duro.
Para terminar, desde ésta Fundación o desde mi ámbito puramente personal, a cuantos leáis estas líneas, haceros saber que mi mano estará tendida para quien la necesite, cuando lo necesite y hasta que mis fuerzas me lo permitan.
Un día, alguien que no conocía de nada, me tendió una mano que salvo mi vida e hizo de mi lo que hoy soy, persona. Aunque solo fuera por respeto a esa persona que jamás me pidió nada a cambio por su inestimable ayuda y por respeto a mi mismo, como adicto rehabilitado y como profesional en esta materia;  aquí estaré mientras pueda ser útil a cualquiera.

sábado, 19 de mayo de 2012

Adicciones inoculadas

Lo que hace décadas empezó como una alarma respecto al consumo, cada vez más generalizado, de ciertas sustancias capaz de generar una alta dependencia física,  ha ido evolucionando en un sinfín de consumos, conductas y emociones, capaces de provocar efectos tan dañinos o más que el consumos de aquellas primitivas sustancias que se englobaron en la denominación de Drogas.
Estos momentos, en muchas sociedades occidentales (ya aluna que no lo son) se han “normalizado” socialmente michos de aquellos consumos que hace apenas 30 años eran vividos como sumamente alarmantes.
Más allá de la razón o no de relativizar ciertos consumos de sustancias adictivas, habría que pararse en la infinidad de nuevas adicciones o la evolución de otras ya existentes. Podemos caer, y creo que hacia ello caminamos, en el error de confundir falta de alarma con normalidad o de pensar que libertad personal debe presidir las acciones personales sin tener en cuenta que después, las consecuencias, se pagan también en parte, no solo por que realiza cierta acción, si no por toda la sociedad.
Las conductas adictivas personales acaban teniendo un reflejo y unas consecuencias en la sociedad que deberían hacernos reflexionar sobre el hecho de que cuando alguien entra en una espiral adictiva, no solo se condena él, si no que pone en jaque a la sociedad que le rodea.
Claro está que muchas de estas nuevas adicciones y las clásicas, vienen en gran medida por que una parte de la sociedad las potencia, otra no las previene y una gran mayoría no actúa porque cree que personalmente no le afecta.
Habría que hacer hincapié en que el conjunto de personas que vive bajo el yugo de una adicción, que no son pocas en el mundo, interfieren en un desarrollo más justo y razonable de la sociedad en su conjunto. Por una parte, porque ellos no sólo no aportan gran parte de sus potenciales a la sociedad, si no porque al mismo tiempo, apoyan inconscientemente a otra parte de la sociedad que está dispuesta a todo por “hacer caja” de la desgracia ajena, en este caso, del error de pensar que depender de “algo” de forma irrenunciable, es una forma de entender la vida.
Todo esto se me ocurre previo a hacer una reflexión sobre lo que podíamos denominar las “adicciones…….”
Estas “adicciones inoculadas” son las que cada día esclavizan a más personas, yo diría hoy por hoy y en mundo occidental, afectan a la inmensa mayoría de las personas. Inoculadas, porque no se adquieren, cual si fuera una campaña obligatoria de vacunación, a todos nos inyectas por el simple hecho de vivir en esta sociedad.
En principio, estas adicciones no son a sustancias, aunque el consumo de muchas sustancias (adictivas o no) forman parte de la ellas. Estas adicciones no son a conductas aunque la pérdida de libertad frente a ciertos comportamientos también forman parte de la misma. Estás adicciones no lo son a emociones, aunque cada día estas ganan más adictos y como las anteriores, conforman este modelo de ”adicciones inoculadas”.
¿Y a que me refiero con este tipo de adicciones? Pues me refiero cuestiones como  la perdida libertad para tener opinión propia, a la dependencia  de la opinión estructurada y machacona de los medios de comunicación que han acabado con la auténtica opinión pública.
 Me refiero a  la adicción al conformismo, al sacrificio de los posicionamientos  personal  en aras de ser “uno más” “como todos”.
También me refiero  a la adicción a creer que son los demás lo que “pueden”, los que “deben”, los que “deciden” y que nuestro papel es seguirlos sin más (aunque se trate de que refresco tomo).
Cabe también aquí la adicción al “sistema” por dañino que sea y evidentes sus nefastas consecuencias...
Como cualquier adicto clásico, estos “adictos inoculados”, no son conscientes de que viven por y para la adicción. Como ello afecta a una importante mayoría social, se entiende que es una “forma de vivir acorde a los tiempo” o  “ahora somos así”.
Gran parte de la sociedad da ya por sentado que será engañado por quienes tienen poder y que lo único que hay que procurar es ser de los menos engañados. Que comeremos, vestiremos o haremos, lo que dicte la “moda”, la “oferta” o el marketing de la temporada.
Gran parte de la sociedad y esencialmente los adolescentes y jóvenes, son adictos a la “cultura del al espera” que consiste en eso mismo, esperar a que te digan que toca hacer, pensar o decir, ahora.
Nos vamos haciendo cada vez adictos a la basura mental (como a la comida basura) que se dicta desde la TV esencialmente, por quienes como los narcos, tienen interés en vivir de los demás, aunque los demás pierdan la personalidad, la noción de quien son o incluso de “si son”.
Nos hemos convertido en adictos a vivir la violencia como algo cotidiano, la injusticia como parte de esta sociedad, y podemos comer tranquilamente ante las imágenes de decenas de cuerpos destrozados por una explosión, de  cientos de niños desnutridos al borde la muerte o enterándonos, sin que ello nos haga reaccionar, que quien en quien debíamos confiar es un proxeneta, un pedófilo o un defraudador.
En definitiva, lo que hace décadas era una necesidad: estar integrado en el grupo social, se ha convertido en una lacra que está acabando con los valores y las capacidades de las personas. Estar integrado en la sociedad actual es tanto como “ser adicto” a una serie de sin sentidos tan grandes como lo era y es estar enganchando a la heroína. La razón es bien simple, la sociedad no en que nos desenvolvemos no es nuestra “sociedad”, es la sociedad de ellos, y está precisamente pensada para beneficiar a esos “ellos” por duras que sean, que lo son, las consecuencia para los demás.
Esta epidemia generada a conciencia enmascara a las adiciones clásicas, porque si la violencia, la desesperación, la muerte y la injusticia social, son temas aceptables y hasta justificables en esta sociedad, la pérdida de libertad que provocan las adicciones, es una mal menor.
Pero lo peor, es que en su conjunto, salir de estas adicciones inoculadas solo tiene dos vías: la revolución (entendía como cambio social profundo) y la educación (otra forma educar, sin lugar a dudas). Ni que decir tiene que además estas dos vías son multiconcurrentes  y multidependientes, lo que hace que la solución sea compleja.
Resumiendo, hay que hacer una revolución basada en una nueva educación o acabaremos todos olvidando que la adicción es un problema y creeremos que es “nuestra forma de vivir”. Antes de que esta creencia se haga mayoritaria, debemos actuar, cueste lo que cueste.

lunes, 30 de abril de 2012

EDUCAR EN LA COMPETENCIA INDIVIDUAL Y SOCIAL. UNA BASE PARA PREVENIR LAS ADICCIONES EFICAZMENTE. (Parte 3)

El modelo CIS es:
1.- Un modelo de prevención de conductas problemáticas
2.- Con una base educativa que permite que los destinatarios del mismo dinamicen los cambios sociales y que mediante acciones dirigidas a la sociedad en su conjunto esta de soporte el cambio esperado en los integrantes de la misma
3.- Dirigido esencialmente a población entre 3 y 18 años
4.- Partiendo de su aplicación en el sistema educativo y apoya en acciones de concienciación social.
5.- Aunque se trata de un modelo globalizado de prevención, permite llevar a cabo actuaciones específicas para prevenir conductas concretas, sin necesidad de actuar sobre la otras que no tengan razón, en determinadas situaciones, de ser prevenidas.
6.- Actúa esencialmente sobre el individuo entendido este como elemento constitutivo de la sociedad en la que se desarrolla.
7.- Es adaptable a diferentes modelos de sociedad porque potencia las capacidades personales sin enjuiciar los pilares básicos de la sociedad en la que se desenvuelve.
8.- Actúa directamente aportando a los destinatarios herramientas que le faciliten el cumplimientos de sus responsabilidades sociales, técnicas que le ayuden a estos a poner en funcionamiento todos sus potenciales para cambiar la propia sociedad en beneficio del bien común, así como generar nuevos estilos de vida que aporten a la sociedad valores que la hagan mas saludable, justa, solidaria, dinámica y ecológica.
Por todo ello, son objetivos esenciales del CIS:
Crear nuevos estilos de vida basados en el respeto, la responsabilidad y la honestidad
Dotar a los destinatarios de herramientas y técnicas que le permitan crear su propio estilo vida, saludable y sostenible.
Conseguir que cada individuo saque el mayor rendimiento de su propio potencial para elevar así sus niveles de autoestima y autonomía.
Integrar valores estables y positivos en la sociedad, aumentando el número de individuos que los asumen y los practican como parte de su propio estilo vida
Adecuar valores y respuestas para no modificar las bases sociales estables y eficaces.
Prevenir especialmente las conductas violentas, las adicciones, el racismo y conductas delictivas mas usuales.